


Poesía, segunda parte.
Abducido por ademanes ahora funestos
En una memoria cansada, distraída
En un lugar perdido sin los gestos
Que me elevaron después de la caída.
Se deslizan las notas entre motas de polvo
Esquivando esos astros intangibles
Que conviven entre sorbo y sorbo
A salvo de esperanzas inasumibles.
Respira fuerte, respira hondo
Que no son funestas, que son amables
Que las palabras no las lleva el viento
Que perduran en el eco, estables
Que son testigos de lo que siento
Aunque estés en silencio, aunque no hables.
Solo observo tu espalda como figura
En un enmascarado y fatuo rencor
No quiero servir a un falso fervor
Me mantendré alejado por si fuera la cura.
Intensa la mancha que madura
En el interior de mi espacio
Pareciera que hubiera sido siempre pura
Aunque ya está manido, algo rancio.
Toma mi mano en la penumbra desdichada
Para que mis dedos reconozcan las líneas
Por las que un día caminaste mimada
En un jardín boyante deslumbrante de orquídeas.
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Micropoema presentado al concurso de la Fundación José García Nieto · Fundación Pública Gallega Camilo José Cela


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Escritor aficionado. Sin disponer de mucho tiempo intentó leer, y escribir sin reprocharme el que perdí en su día. "Nunca podrán profanar tus ideas y tus pensamientos, mantener limpia la conciencia es vital para un alma transparente"