


El coche rotaba en el aire como una bala pesada e inmensa, una mole de acero convertida en espiral violenta que danza burlona con artificios geométricos. El, que se había quedado dormido, mira a Sara, que se había quedado dormida. Cariño...-piensa. El, el coche solo rotaba, y ella sólo dormía..
Los ojos desorbitados, las miradas inclinadas, el cabello arrancado de su ensueño bailando como una nubes de hilos de luz, parece la cortina al cielo...parece que entro, parece que rota, y que no va a parar, cariño...si cuando todo esto pare no estoy vivo piensa en mí. Haz lo que quieras con tu vida pero pase lo que pase piensa en mí.
Ella intenta asentir sin haber oído palabra alguna, sólo el brillo en las pupilas, el miedo en las retinas y las rodillas temblorosas. Sólo los labios comprimidos en un beso, la inconmensurable distancia que les separa, el parabrisas empezando a fracturarse, el armarzón...el armazón del coche encogiéndose, replegándose sobre sí mismo, y abrazándolos hasta la asfixia. Un segundo que parece una vida, porque la vida es un segundo:
Y ella bajo una punzada de dolor intentó asentir torpemente.
Y desde entonces no deja de pensar en él.
y comenta
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Se oye perfectamente: crash!; igualmente se ve, la imagen del auto que se volvió peonza; y durante el trayecto, la conciencia del instante, la despedida, es todo lo que dio de sí. Saludos.