


La oyó taconear por el pasillo pasada la medianoche. Entró al cuarto donde él dormía sin abrir la puerta que creía cerrada. Todo empezó a ocurrir como algo deseado desde siempre. La amó y ella lo amó como nunca antes nadie lo hizo ni quiso hacerlo. La retuvo con fuerza entre sus manos para que nunca más se fuera pero al llegar el sueño, y después al abrir los ojos se dio cuenta con cierto desasosiego que todo lo había soñado. Era demasiado fantástico para ser verdad. Esa mujer. Esa noche con ella. Un maldito sueño. Pero al levantarse de la cama el par de zapatos de tacones inverosímiles, color plateado un junto al otro cerca de la cama.
y comenta
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Gracias por leerme, un saludoLo disfruté, buen micro Luis... :)lo peor no es cuando ves los zapatos, sino cuando ves la bombacha colgada de la canilla de la ducha....Sueño y realidad mezclándose, uno invadiendo la otra y viceversa. Sucede, aunque mucha gente no lo crea. Buen relato.
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¿Qué pasará cuando esta mujer sentada frente a él leyéndole el destino en las bocanadas de humo de tabaco diga la última palabra?


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Mas que escribir las historias, leerlas, escucharlas, verlas a través de una buena película. Quizá exagere la pasión por la narrativa pero es inevitable estar en esa eterna búsqueda de como contar una historia.