Te he visto arrodillada suplicando una esperanza para llenarte de coraje y levantarte. Me pediste a gritos que me banque una ronda más. Con dolor te seguí, volvimos a casa y nos sentamos en silencio, acabamos con el alcohol de la alacena para olvidar eso que hoy te atormenta tanto contar.

He visto tu cuerpo desnudo desangrarse, escuche tu llanto pedir un milagro para que se detuviera. Te vi levantarte de nuevo con más fuerzas que la primera vez, acaricie tu piel mientras la noche consumía  tu alma, seque tu cara empapada y sin decir nada amarraste tus cordones. Te acercaste a la puerta y la cerraste bien fuerte para que nadie nos volviera a lastimar.