


Hablemos con sutileza,
pues es lo que requiere la situación,
te daré el beneficio de la duda, aunque no sean flores lo que has dibujado en mi mente.
Esta, lastimada de ella,
intentará evitar que me arrance otro trozo de corazón y te lo vuela a dar.
Pero lo haré, pues así es el niño cojo que dirige mi vida.
Como verás por mis delirios, no es confianza lo que me ha regalado cada página de tu libro.
No me podrás tachar pues no te privo de palabras con cuero rojo.
Pues no es cosa de portadas.
Es el percance que provocó la separación de un diptongo.
Razones sin nombre.
Explicaciones caras.
Un cuerpo roto.
Y ahora lo pago con mañanas sin ganas.
Triste pero real como la vida misma que has alejado de ti.
Solo te pedí una cosa, no más que una gota del lago del que me encargo.
Y la rajaste con el cuchillo menos afilado que había,
cayéndoseme por cada corte el alma al suelo,
subiéndome por cada golpe los pies al cielo.
Y aunque te perdone nunca te daré el gusto de descubrir todas las partes de mí
y cuando me hagas de nuevo respirar de tu vaho, te regalaré lo que se esconde detrás del cristal tintado.
Y sentirás,
más pesada que un muerto,
más perturbadora que un niño con la mirada perdida,
más bonita que un te quiero sin vencimiento,
el peso de una persona con sus torres caídas.
y comenta
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buen relato. Saludos-Muchas gracias a ambos.Hermoso relato. Un saludo.Me encanto. Saludos
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Se que le falta un final. Pero en esta hoja nadie acaba como deseaba.


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17
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4.55
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88
No sé si es porque me apetece escribir o porque me apetece verme escribiendo