


Cuando llegué el servicio daba los últimos retoques a la mesa. Los elegantes invitados del conde de Ribagorza aún no estaban sentados y charlaban distendidos formando varios corros con una copa en la mano. En el ambiente flotaba "el concerto in f menor para piano" de Bach, que pese a las circunstancias quise disfrutar hasta su último acorde. Johann siempre ha tenido mi eterno respeto y admiración, y ahora no iba a ser diferente.
Finalizada la pieza musical y con todas las miradas centradas en mi persona, levanté la pistola y con la voz distorsionada por la media que cubría mi cabeza, les pedí educadamente me entregaran todas sus pertenencias.
y comenta
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Muy bueno, lo leí como si viese una fotografía, y el final sorprendente y divertido... :)Muy bien. El arte tan elevado hace que hasta los asaltantes se contagien de buenos modales.Hola Mario. Excelente eelato y mejor final. Dicen que quien puede trabajar y disfrutar no trabajará un solo dia de su vida. Continúa escribiendo. Me gusta mucho leer tus trabajos. Una gran abrazo.Mil gracias a todos por vuestros comentarios y valoraciones. Un saludoMuy buen microrrelato. Conciso, bien narrado y con un final a la altura.Bien logrado el micro cuento. Un abrazo,Mil gracia Bu, te lo agradezco especialmente. Un saludoTus últimos relatos son sencillamente genialesFrancesc, Jovato , Write, mil gracias por vuestras lecturas. Os leo. Un saludoEn un pequeño y estupendo relato en el que explicas de una manera muy explícita, un crimen tremendo.