


Es que es como una fotografía, él.
Escribí en mi LIBRETA: éste sí que creo que es mi mejor amigo.
A veces es innevitable mirarte (Tu foto) y pensar: Amigo.
¿Sí, crees que es posible que nos pase a los dos esto?
Y 7 años después estarte mirando y atragantarme de una sensación de alegría que me sube hasta la base de la cabeza.
Aunque sé que me buscas sólo por conveniencia, yo te busco y sólo pienso este es mi amigo. Mi estupidez llega a ese punto, sí. Llega tan alto mi estupidez que a veces te miro, me río, y pienso que eres mi amigo. En la escuela, no nos teníamos como conveniencia, y nunca te vi de esa manera. ¿Qué cambió? ¿Qué cambió en ti? Si lo bueno no merma, ¡No acaba!
Pero ahí estás, un amigo por conveniencia. Esa forma de castigarme porque no pude corresponderte amorosamente y tú me huíste a la o portunidad.
Te puedo brindar un poco de mi, mi conveniencia. Hacer de cuenta que cada risa es auténtica, que Jesús no es un tapaojos, en nuestra relación y que tú sí me quieres, como cuando no empeñábamos el tiempo hablando de él.
Olvidar las risas. Olvidar la complicidad. Olvidar el colegio. Los amores sólo confesados entre tú y yo. Olvidar que te convencí con mi amistad de estar juntos, olvidar que me convenciste de que la amistad con alguien totalmente diferente a ti sí se puede.
Olvidar tu sonrisa.
Olvidar tu color.
Olvidar que te enseñé fotografía. Olvidar que me enseñaste la humildad.
Tú tienes las de, en esta amistad, las de ganar. ¿En serio?
Ya veo.
Y sigo llamándote amigo.
Debo escribir en este papel: aquel es sólo por conveniencia.
y comenta
-
Este relato no tiene comentarios
-
Un gato vegetariano se pierde en Dallas Miraba las calles oestinas en blanco y negro. ¿Dónde está mi bola de limar mis uñas y mi dueña?