


Encontré un cuaderno amarillento, viejo y con versos perdidos... Como lluvia de verano me cayeron encima los recuerdos.
AGUA Y FUEGO
Rostro caliente adormecido en besos
sobras de la piel que ardía
de mi cariño y de la lluvia lenta
mansa y tibia
que sobre el mundo
lentamente
se diluía.
El rayo tembloroso
luz amarillenta
de una vela sonámbula
el murmullo
casi imperceptible
de mi boca deshojando besos.
Envuelta en cariños
enredada en confusos pensamientos
tus ojos nublados por la pasión
que mis manos culpadas
premeditadamente despertaron
mi cuerpo surcando lentamente
el mar de tu cuerpo ardiente.
Noche llovida
de grillos cantando
o llorando
de luz temblorosa e indecisa
iluminando la cama revuelta
la curva divina
de un seno
la pradera excitante
de tu vientre
una pierna que se mueve
parece vibrar
llamando y despertando mi lujuria.
Hay fuego de leños
que imagino y no veo
de gestos dulcificados
después del placer
un amor más profundo
más allá de la piel
más resisten que los huesos
más allá de la célula
del átomo
y del desencanto.
Cariño explicable
hecho con dos cuerpos
y una única soledad
grande nuestra
abismo y espíritu
desierto deseando el oasis
que cada vez se aleja más.
Montevideo, mayo de 1978
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Idiomas, culturas, sentimientos, costumbres, se mezclan en la frontera Uruguay- Brasil. Allí, las palabras adquieren otra dimensión.