


Libre asociación que ejerce mi cuerpo: físico y psíquico.
Sentí que mi mano derecha se dormía y -al mismo tiempo- crecía como si la estuvieran inflando. Cerraba los ojos para que la percepcion visual no desmintiera lo que la sensación me decía. Odiaba esa sensación. No por la molestia y el dolor físico que me provocaba sino porque me remitía a una imagen que los años no lograban borrar.
La mensionada sensación me remitía a un recuerdo que me atormentaba despiadadamente.
De hospital en hospital,
de camas a camillas
Va tu cuerpo.
Cuerpo monumental que no podemos mover.
Y tu no quieres escucharnos
Envuelta en ese cuerpo que te pesa.
Ni siquiera nos conoces dentro de ese cuerpo
que tampoco conocemos
Y llega la hora de comer y llega la hora de beber
Y llega la hora de bañar ese cuerpo que,
como un reloj,
Puesto en marcha hace ya tiempo,
sigue funcionando sin voluntad.
Buscamos el sonido de la voz que nos hablaba
Y escuchamos que nos dice algo...
Pero ese cuerpo nos habla en un presente que es pasado.
Cuando aún nos reconocía como hijas.
Esa voz se quedó en el cuerpo y nos pregunta:
¿Qué andan haciendo ustedes?
y comenta
-
Triste.
-
Aprendí que cuando se está en acción el pensamiento se aletarga; por el contrario, el pensamiento reflexivo se intensifica en forma inversamente proporcional al actuar . Algo así creo que decía Jean Paul Sartre. Este proceso es lo que intento atrapar en el presente relato.
Intento acercarme a la esencia misma de lo que significa ser docente.
Poema babilónico donde se cuenta el nacimiento de los dioses y organización de todo lo que es.