+J-J.

Lleva tanto tiempo acompañados de sus demonios, que ya no sabe si ellos están supeditados a él o es quien debe obediencia a los mismos.

Se sienta en el porche de la casa con su café como cada noche e intenta discernir la respuesta; uno de ellos le dice en un oído:

• No seas estúpido desde que dejaste de portarte como un tonto y portarte como un cabron mira que bien te ha tratado la vida.

En ese momento recordando los dibujos animados que veía de niño esperaba el típico angelito que apareciera en el lado opuesto de su apéndice auditivo rebatiéndole dichas palabras; pero esto no funciona así, en vez de ello aparece otro de sus diablos:

• Hazle caso a ese tipo que no dice nada más que verdades.

No se acordaba, a ese angelito que esperaba lo mando liquidar a el demonio que primero hablo arto de él, debe de estar enterrado en alguna parte de su subconsciente debajo de una piedra que rezaba: púdrete de una vez.

• Mira que bien vivimos desde que este tipo se encuentra bajo tierra, ¿acaso puedes quejarte?, un buen trabajo, una buena casa frente al lago, te toco la lotería, si incluso llevas viviendo 6 años por encima de la esperanza que te dio el medico de vida una vez detectada tu enfermedad.
• Si, contesto el otro, lo que antes creíamos que sería un problema resulta que es un don; la gente normal solo piensa que debe pagar la casa, la jubilación, la salud, todo pensado ante la vejez, tú no tienes ese problema, vives cada día haciendo lo que te da la gana pues no sabes si te levantaras al días siguiente.

El angelito difunto intenta renacer saliendo de allí donde está enterrado, pero uno de los demonios siempre vigilante le vuelve a asestar un golpe bien fuerte volviéndole a mandar a los infiernos donde viven los 4 sin saberlo; el, sus dos demonios, y ese angelito cautivo, a veces la ceguera proporciona la felicidad si no pretendemos ver más lejos de lo que necesitamos.