


¿Cuántos detalles de nuestras vidas despreciamos, a causa de nuestras vanidades?
¿Cuántas personas menospreciamos, a lo largo de nuestras vidas, por infravalorar el valor de un ser humano?
¿Sería la vanidad como este envase de veneno, para la muerte espiritual, que descompone nuestra vida, a un estado de putrefacción humana?
Vivimos en una era, donde el verbo humildad, está siendo sustituida, por el verbo egocéntrico. Donde pisotear a otros, es un juego respetable, si así llegamos a la cima y cantamos victoria.
Estamos aceptando la condición, de desechos humanos justificados, en el objetivo del poder.
“El Poder sobre los demás”
La falsa adrenalina, que intensifica la falsa satisfacción de victoria, por hacerse notar y prevalecer nuestro sobrevalorado valor al mundo, es como una droga de diseño, para nuestra propia destruición.
Nos vamos desnutriendo de humanidad, para llenar nuestras panzas con la vanidad de las vanidades.
Y aunque…
Una pequeña parte de esta humanidad, ya desinfectadas, tomen la decisión de hacer llegar a otros, el conocimiento de que existe un antídoto, para este veneno ¡muchos lo rechazarán!
Solo por el hecho de que este antídoto, se llama;
¡Jesús Cristo!
y comenta
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Bueno amigo Valentino, hablo particularmente de un Cristo, que cambio mi vida de forma muy personal, no con palabras y si con hechos. Aun que por la linea de tu pregunta, se nota la atmosfera de donde querías llegar. Es que Cristo para mi, hace muchos años, ha dejado de ser, un motivo de debate, a un sinónimo de amor.Así es querida Serendipity!!Amiga Ana, la vanidad es como un cáncer silencioso....Amigo Roluma, muchos buscan la verdad, solo de forma superficial, temen al cambio...Solo una consulta: ¿Cuándo hablamos de Jesucristo nos referimos al Cristo revolucionario semita, trigueño y colocho, o al Jesucristo nórdico, imperialista, aburguesado a favor de las rapacidades de los imperios politicos?La vanidad, el egocentrismo, la soberbia... tienen antídoto: la humildad. Buena reflexión, Leomaria. Abrazos.Gracias por compartir tu perspectiva Leomaría, un ejemplo de fe y confianza. Antoine de Saint-Exupéry nos mostró que " para los vanidosos todos los demás hombres son admiradores". Estamos tan envilecidos por la vanidad, que nos cegamos hasta en las posiciones de creencias en las religiones, para mi respetadas, nunca rechazadas. Un saludo afectuoso.El camino siempre está. Faltan caminantes. Un abrazo y gracias por compartir y por tus recomendaciones.
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Feliz entrada de año, para todos los amigos, que sea un nuevo año repleto de bendiciones en realizaciones.... A disfrutar de salud y paz.


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Me toco ser SAL y no AZÚCAR, aunque sea un fabricante de ilusiones pasado por letras. Guardo mi Fe Todo depende de mi corazón: Cuando alegre compongo e canto, pero cuando me entra la tristeza o nostalgia, solo se desahogarme a través de las letras. Y aunque me falte mucho por aprender, dando tumbos me levanto y aprendo. Gracias a cada uno de vosotros, por la visita y comentario. Para mí la única estrella que tiene valor, son las que iluminan en los cielos.