


Un deseo, cuando se pide de todo corazón y en el momento indicado, puede hacerse realidad
Mr. Robinson se detuvo y observó las estrellas. Aunque el pueblo parecía lejano, él sabía que aún no había salido del lugar y que si no escapaba rápidamente, lo encontrarían y someterían a crueles castigos. Desde hacía tiempo que había trabajado como un esclavo para la gente del pueblo y ahora, que había logrado salirse del gallinero donde comía y dormía, se sentía liberado. De pronto recordó a su padre, a su madre, a su hermana, a sus parientes que lo apoyaban en todo; recordó su vida antes de entrar al sitio del que ahora huía.
Mr. Robinson observó sus rudas y maltratadas manos y recordó que su piel antes era blanca y que sus ojos verdes parecían brillar de tanta alegría que experimentaba. Ahora su piel estaba morena debido a las faenas en el campo y sus ojos perdieron el brillo gracias a la maldad del poblado. Volvió a mirar las estrellas y rememoró tantas cosas que comenzó a llorar. No podía contra el remordimiento de haber abandonado su hogar por buscar riquezas materiales, cuando de antemano sabía que lo tenía todo en su casa. Ahora, más que nada, deseaba volver, lo deseaba más que ninguna otra cosa en el mundo.
Atisbó una estrella fugaz y recordó que habría lluvia de estrellas esa noche. No había visto en años, cuando era un niño, y en ese entonces pedía a las estrellas deseos de cualquier tipo. Sí, ¿por qué no? ¿por qué no pedir un deseo? Sí, eso haría, lo haría en ese preciso momento. Cayó una estrella y pidió regresar a su casa y no volver a saber del pueblo donde fue severamente maltratado.
Al día siguiente, Mr. Robinson se hallaba descansando en su casa de campo rodeado de sus seres queridos. Ya no había nada que temer y era libre como los pájaros silvestres. Pudo haber pensado que escapó gracias a su velocidad y astucia, pero él prefiere creer que una estrella fugaz lo transportó hasta donde estaba su casa. La estrella a la que le pidió su deseo lo iluminó y cumplió con lo que le habían solicitado: guiar a un hombre a su hogar.
Mr. Robinson ahora ve las estrellas y sonríe como nunca lo había hecho.
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Bonito final...Saludos y SaludMuy bueno y muy fluído el relato... y queda la incógnita de quién lo trasladó a Robinson,,, ¿una estrella fugaz que cumplió su deseo... o alguien más... ? (pulsé 5 estrellas, pero salieron 4) Chau... manazos desde Bahía Blanca...Un relato ameno y bien contado, queda en el aire saber quiénes eran los explotadores. El final es sorprendente, no puedo evitar pensar si Robinson no peca de inocente (¿qué motivo tiene para pensar seriamente que volvió montado sobre un meteorito?). Saludos.
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Mi sentir en este duro año de 2020. Por cierto, dentro de lo que cabe, les deseo a todos los que lean esto una FELIZ NAVIDAD, desde el fondo de mi corazón.
La reseña de una ciudadana mexicana que, como millones de personas en el mundo, fue tomada por sorpresa por una nueva e imparable enfermedad.
Esto lo escribí hace unos 5 años, luego de una ruptura amorosa. El texto original era más extenso, pero se perdió antes de que pudiera transcribirlo, y hace unos meses reescribí lo que consideré más importante. Fue una manera de recuperarme de una mala experiencia, y espero que les pueda servir de algo.
Una pequeña reflexión acerca de una preocupante situación que atañe a todas las mujeres.
Pues ya pasó el Día de Muertos, pero...siempre hay tiempo para reír, y aquí mi contribución de este año, sobre un de los ex mandatarios más quejumbrosos de los últimos tiempos aquí en México.


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Apasionada de la literatura desde temprana edad, he comenzado a escribir desde los catorce años, primero por diversión simple, y ahora por una gran pasión y dedicación. Siempre espero innovar y transmitir mis sentimientos a través de las letras.