


Fulminé al fiscal con mi mirada desafiante. Definitivamente en su cara se dibujaba la más inminente derrota. A simple vista se podía adivinar que el jurado estaba totalmente de mi parte. Incluso el juez parecía íntegramente convencido de la inocencia de mi cliente. Yo estaba fanfarronamente complacido.
¿Mi cliente había cometido ese crimen tan atroz? Sí, eso era cierto. Pero yo logré exponer los hechos de una manera tan hermosamente tergiversada, que no había forma de desmentir mi mentira. Ni siquiera ese fiscal de pacotilla, del que se decía que era el más brillante, consiguió invalidar mis alegatos.
El veredicto del jurado fue fallar a favor de mi querido criminal, concediéndonos incluso una compensación de un millón de dólares por difamación, calumnia y daños y perjuicios.
Salí de los juzgados sintiéndome un magnífico súper villano. Cuando iba de camino al aparcamiento a recoger mi coche, una persona me saludó desde la ventana de un autobús en movimiento que pasaba por la calle en ese momento.
- ¡Bendiciones, pastor! —me gritó el pasajero del autobús.
Muchas veces me habían dicho que yo guardaba un parecido extraordinario con cierto predicador de cierta iglesia. Siempre me había molestado esa comparación, puesto que el poder que ejerce ese pobre predicador no puede compararse que el poder de la verdad de los hechos que ejerzo yo en los juzgados. Bueno, en este último caso, el poder de la mentira. Pero en esa ocasión lo dejé pasar. Estaba tan feliz que hasta quería compartir mi felicidad con todos.
- ¡Bendiciones para ti, hijo mío! —le respondí, antes que se perdiera en la distancia a mi feligrés.
y comenta
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El relato plantea con estilo una escena que parece tener ramificaciones que van mucho más allá de lo que se muestra en principio. Me gusta el texto porque se presta para hilar muchas ideas y reflexiones sobre la sociedad y sobre ciertos oficios. Saludos!
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A veces es bueno ver las cosas desde una perspectiva diferente, al menos sólo por curiosidad.
No quise matar a Benett, pero Noah sí que es perfecto para este trabajo. Tenemos algo en común… El plan está listo, solo me falta echarlo a andar. ¿Alguien quiere ir conmigo a cavar un agujero en el bosque a media noche?


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Me gusta mucho leer. ¿Por qué estaría aquí si no? jajaja Lastimosamente ya no tengo mucho tiempo para ello, ni para escribir tampoco. Pero bueno, hay que hacer un esfuerzo.