


Sean las uñas de mis dedos putrefactos,
O el culmen de mi cabellera patituerta;
Mis ojos descarriados o mi boca deslenguada.
¿qué más da?
Después de todo cada parte, formó parte de un todo
Que nació de fluidos, para convertirse en polvo.
Sean mis piernas corrosivas, o mis brazos maltratados.
Mi corazón pertrechado o mi abdomen mohoso.
Mi rostro, por entonces tal vez, ya desfigurado.
Mi cabeza, siempre en otra parte, siempre hecha una duda,
Siempre degollada.
Sea lo que sea, aquello que quede de mí,
Cuando ya no esté aquí,
Desparramadlo sobre un lienzo:
Mi último poema será un cuadro.
y comenta
-
Este relato no tiene comentarios
-
Este relato no tiene valoraciones