


Uno así como de ciencia ficción, por variar un poco.
Una enfermera y un chico joven que se sube la camiseta en la habitación de un hospital. Ella le ausculta y le pregunta algo. El contesta solo moviendo un poco la cabeza de izquierda a derecha.
El chico se coloca y la ropa y la enfermera, o tal vez doctora, abandona en silencio la habitación, que vemos que tiene dos camas más, ambas vacías.
Recorre unos quince metros de pasillo. Todas las puertas de las habitaciones están abiertas y todas ellas parecen vacías. Llega a un mostrador, deja su carpeta encima de un montón de papeles y saluda a una mujer que se acaba de empezar a pasar el suelo con una fregona.
La chica abandona el hospital por la puerta del aparcamiento, enorme pero con solo tres o cuatro plazas ocupadas. Su coche es el que está más cerca, se monta y arranca.
La calle está totalmente desierta, como si fueran las tres de la mañana de un martes de Febrero pero el sol aún no se ha metido del todo, y sucia. Hojas de periódico revolotean libremente, escapadas posiblemente de las papeleras y contenedores llenos a rebosar.
Durante diez minutos o cuarto de hora acompañamos a la chica que conduce tranquilamente sin pararse del todo en los semáforos porque no hay más coches que el suyo. Hasta que a lo lejos se ve pasar una furgoneta blanca que desaparece lentamente como si nada.
Llega a una zona de edificios altos rodeados de setos completamente asilvestrados, que no han visto una podadora en muchos muchos meses. Aparca, sale del coche y se dirige con las llaves en la mano al portal más cercano.
Sube sin utilizar el ascensor hasta el segundo piso y entra en la que debe ser su casa. Se descalza y se va directa al sofá. No enciende una lámpara ni la tele, solo se sienta, acerca las piernas al pecho, las rodea con sus brazos y así acurrucada se queda prácticamente inmóvil más de una hora.
Ya es completamente de noche, a penas se ve, cuando se levanta y se dirige al dormitorio sin dar ninguna luz. Se sienta en la cama junto a la mesilla donde hay un vaso con un culín de agua y una píldora mitad blanca mitad roja.
La rompe y deja caer su contenido en el suelo, la cabeza gacha diciendo en voz muy muy baja: “Hoy no”. Después se deja caer hacía atrás sobre el colchón y se tapa la cara con las manos.
Pasan unos minutos. La escena queda tan quieta que parece una fotografía. Y entonces un flashazo que ilumina toda la habitación con una luz amarilla tan intensa que todas las formas desparecen por unos segundos. Después se va recogiendo hasta quedar en un haz de luz perpendicular a la cama y que parte del techo y aún se deja ver unos instantes antes de contraerse del todo.
La chica ya no está.
y comenta
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La figura del narrador ha terminado siendo tan interesante como la historia y su enigmático final, y no lo merecía. Pero quiero empezar señalando qué gran personaje la chica, y grandes también las descripciones del hospital y las calles vacías. En cuanto al narrador, nos lleva de una sorpresa a otra (y creo que por descuido del autor); primero es un tercera persona omnisciente ajeno a la trama; después introduce un nuevo plano de sí mismo en la historia ("Durante diez minutos o cuarto de hora acompañamos a la chica...") pero que luego ya no volverá a aparecer; finalmente resulta que el narrador no es tan omnisciente ("entra en la que debe ser su casa.") Como decía, el narrador se hizo con demasiado protagonismo. Saludos.Si bien puede ser interesante, si bien puede estar bien escrito... Es un misterio demasiado misterios jaja Me ha recordado un poco a la narrativa de Murakami en After Dark.muy bueno
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Y yo volveré a la mierda de siempre, a lo que no quería por nada del mundo, a estar sólo a los 33, a ponerme otra vez a buscar a otra imbécil...
Es lo que me ha dicho esta noche en un susurro, de los intensos, como queriéndolo dejar muy muy claro.
Hoy he pasado por el piso que estuvimos a punto de comprar antes de venir a ver el nuestro...
Voy a desdoblar todos los calcetines que me dobló en forma de bola el otro día. Y voy a hablar con todo el mundo en Whatsapp para que se hunda su conversación porque no quiero volver a leerla ni ver su cara. Sería más rápido borrarla.
De esto que te lías a escribir tweets una noche de jueves. Dedicado a @AmetsBarruti (tiene algún retoque)
Tienda
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En tardes de café
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