


Un hombre se enamora de una mujer exótica, pero se ve envuelto en una familia muy singular.
A finales de los años 70 del siglo pasado, conocí en una escuela de idiomas de mi ciudad a una joven morena, de ojos achinados; y de un largo cabello que le caía por los hombros como un manto llamada Ángela, de la cual como siempre me he sentido atraído por las mujeres exóticas me sentí atraído por ella y no tardé en proponerle de salir, y la dama accedió sin ningún reparo.
La verdad es que de entrada congeniamos enseguida y empezamos a ir a los espectáculos, a tomar una copa en los PUBS más de moda; y en el entretanto como yo me sentía exultante de su compañía nos uníamos en efusiones amatorias con una encendida pasión, a la vez que hablábamos de nuestras vidas, hasta que llegó un punto en el que nuestra relación adquirió un notable grado sentimental mucho más profundo. Nos hicimos novios.
En una ocasión yo le dije que me encantaba la música clásica y Ángela como confraternizando conmigo me respondió con una sonrisa que a ella también le gustaba, por lo que un día por la tarde fuimos al Palacio de la Música que es uno de los edificios modernistas más emblemáticos de Barcelona a escuchar un concierto con piezas de Mozart, en el transcurso del cual yo la tomaba de una mano cariñosamente.Pues aquellas sutiles notas músicales se mezclaba con la sensualidad de aquella dama formando un excelso microcósmos envolvente que me producía una felicidad sin igual.
Seguidamente yo la acompañé hasta su casa que se hallaba en una gran plaza con un Tio-Vivo en un extremo de la misma, y que a su vez estaba situada en el típico y popular barrio Mayor de Gracia, que venía a ser como un pueblo dentro de la gran urbe.
Pero yo no tenía conocimiento del rigído tradicionalismo que imperaba en aquel barrio, porque al llegar al portal de su vivienda cuya escalera estaba iluminada por una luz mortecina, coincidimos con su hermano llamdo Ramón, que era un tipo rechoncho, con gafas y bajo de estatura.
Tras las presentaciones de rrigor, él en un tono autoritario inquirió a su hermana:
- ¿Subes Ángela?
- Sí, ahora vengo.- respondió ella.
De súbito el tal Ramón encarándose conmigo me preguntó con un énfasis dominante; como si la pregunta fuese más bien una orden:
- ¿Subes tú también?
- No... Ahora no... - balbucí sintiéndome presionado.
- ¡¿Ah, no?! - se sorprendió Ramón-. ¿Pues a qué esperas? ¡ Si tú no subes, ella no baja!- me chantajeó.
Pero no subí a su casa. Confieso que en aquel momento debería de haber roto con aquella mujer que parecía estar de acuerdo con la autoritaria postura de su hermano, puesto que yo no tenía porque admitir ninguna amenaza de nadie. Mas como me sentía tan ilusionado por la romántica y sensible actitud de Ángela hacia mí no se me pasó por la cabeza tomar tan drástica decisión.
Así que al cabo de unas semanas, los acontecimientos se precipitaron porque en aquella época y en mi lugar de origen, si un novio de una chica al escaso tiempo de salir con ella no se daba a conocer a la familia de ésta; no "daba la cara", como se decía, se consideraba que él no era de fiar; o que no la quería como debiera de ser, y todo se podía ir al traste. Es decir que en aquel ritual costumbrista subyacía un latente chantaje sexual y emocional auspiciado por la misma fémina. Estaba claro que importaba más la institución matrimonial que las personas en sí.
De manera que un domingo por la tarde me presenté en el domicilio de Ángela donde me recibió su padre llamado Agustín, que era un hombre delgado, de cabello entrecano, y envuelto en un batín gris, quien me condujo a la sala de estar que estaba pesidida por un gran ventanal que daba a aquella plaza. Entonces él desde su sillón de patriarca me dijo:
-¡Bien! Hace ya algunas semanas que sale con mi hija, y ella me ha hablado mucho de usted. Sepa que Ángela es una buena ama de casa y muy ahorradora. Y nada caprichosa.
- Ah...
Para mí era evidente que aquel hombre trataba de endilgarme a su hija como a una buena mercancía en unos almacenes de la que se quería desprender.
-... Y dígame joven. ¿Espera casarse pronto? Piense que ella ya es una mujer mayor, y no está para perder el tiempo - prosiguió Agusstín-.. ¡Cásese hombre, cásese! - me presionó.
- ¡Bueno...bueno... Ya veremos! Primero nos tenemos que conocer mejor - repliqué yo-. Y luego tenemos que reformar nuestro negocio porque ha pasado por malos momentos a causa de la crisis económica que hemos sufrido - mentí descaradamente a aquel sujeto acerca de mi trabajo que consistía en un próspero comercio con tres tiendas de Confección de caballero, para distanciarme de su asedio.
- ¡Oh, sí, si claro...! ¡La crisis! Yo también tuve un negocio, pero se me fue a pique por culpa de los impuestos que nos exigía el Estado desde Madrid.¡Esos cabrones! Además, está esa otra gente que viene de fuera; de otras regiones de la península a comerse nuestro pan y que nos hacen una competencia desleal. Yo, mire usted, los metería a todos ellos en un barco con una bomba y que explotara en alta mar. - expresó el dueño de aquella casa con resentimieno-.Mi hijo Ramón, que es muy listo, muy listo y que tiene una pequeña empresa de productos químicos se ve obligado a ir muchas veces a Madrid donde tiene algunos clientes, y él que no tiene pelos en la lengua cuando va allí planta cara a los madrileños que no saben ni quieren comprender a los catalanes.
Seguidamente yo pensé que si realmente el hermano de Ángela cuando iba a la capital de España donde tenía unos intereses comerciales despotricaba contra sus habitantes, es que no era un tipo tan listo como se decía, sino que más bien era un necio y un grosero que podría quedarse sn clientes, y también un inadaptado; a no ser que cuando regresara a su tierra natal mintiese como un bellaco para darse importancia ante su xenófogo medio ambiente..
En otro orden me molestó el despectivo comentario de aquel patriarca acerca de las personas foráneas, ya que mi familia estaba compuesta por miembros de diferentes rincones del país y nunca fuimos fanáticos de ninguna ideología ni de ningún nacionalismo; aunque en aquel instante preferí no enzarzarme en una inútil discusión.
y comenta
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Una historia entretenida y muy bien narrada.Qué épocas, menos mal que hemos avanzado. Bonita escena con Mozart de fondo. Narrativa fluida y cercana. Francesc, leo la segunda parte.Y no quiera usted ver, en tiempos anteriores, las tribulaciones de un novio.Hola, Francesc, que ya espero a leer mañana cómo acaba la historia. Si yo te contara de portales...En los 70 aunque era yo muy pequeña, recuerdo la temida frase: "¿qué dirán los vecinos?" Los vecinos eran el juez de las acciones que se daban en la calle, por eso importaba mucho que una chica no estuviera sola con un chico en la puerta de casa. Las mujeres hacían lo que se les había "enseñado" o sea, buscar novio para casarse. Pero el protagonista tenía sus propias ideas, que no aceptaban la manipulación. Recuerdo el carrusel de Gala Placidia, anda que no subí veces!Una historia que promete ser muy singular...Saludos Francesc, espero la segunda parte.Por supuesto francesc que no eran tiempos de "tanto va el cántaro a la fuente hasta que se rompe" Todo depende del mandato cultural. Pendiente de la novia II. Un saludo.
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Este es mi segundo relato arreglado, ya que el anterior quedó desenfocado debido a errores técnicos. El protagonista no soy yo. "Un hombre conoce a una mujer que cree que es especial, y su vidaa da un vuelco radical".
Un hombre se enamora de una mujer exótica, pero se ve envuelto en una familia muy singular.
Un paseo por ciertos aspectos del cine que creo que se deberian de revisar.
Un hombre de un pueblo marítimo, tiene que decidir sobre una dificil situación en su vida, pero recibe la inesperada visita de un misterioso personaje que le ayuda a resolver la duda. Es un relato sobre el SINCRONISMO, un fenómeno paranormal.
Un debate en una Bibilioteca pública sobre una novela política, cuando hace escasos días que en el templo de la Sagrada Familia de Barcelona del arquiteccto Gaudí, se celebró un funeral a la memoria de un joven del pueblo en el que resido que fue asesinado en el año 36 del siglo pasado por la intolerancia ideológica de un partido poítico determinado, y en la actualidad el Congreso de EE.UU. ha sido asaltado por las hordas populistas.


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He realizado estudios de psicologgía profunda y metapsíquica:; he publicado relastod en algunas revistas; y hace años que colboro y llevo tertulias literarias.