


Las huellas de quienes caminaron juntos no se borran.
Reconozco que éramos físicamente complementarios, pocos dirían que nos unía tal parentesco pero cuando dos personas comparten tanto acaban por parecerse mucho más de lo que ellos mismos imaginaban.
Recuerdo aquellas tardes de verano descifrando nuestro árbol genealógico, nombres, gentes y costumbres del pasado. Me hablabas de tus inquietudes y tus vivencias.
Rememoro tantas situaciones en las que hicimos nuestras frases y expresiones y simplemente el amago de decirlas nos hacia reír a carcajadas. Siempre mostrabas tu parte más tierna y soportabas horas y horas de conversaciones y novedades. Más de una vez intentamos entonar sin éxito aquellas canciones mientras te preguntaba melódicamente si habías conocido la felicidad. Sabías cosas sobre mí sin que yo te las hubiese contado y nos profesamos una gratitud y un cariño mutuo.
Fue un paseo por tu largo caminar que me ayudó a crecer como persona. Aunque algunas cosas podían haber sido diferentes, el pasado no se puede cambiar y me quedo con el hecho de haberte acompañado en tus úttimas etapas y que hayas formado parte de mi camino compartiendo momentos inolvidables.
Tarde o temprano nos damos cuenta de que caminamos durante diferentes etapas, unas más largas que otras, conociendo diversos lugares y personas, unas entran, otras salen y otras permanecen y permanecerán en nuestros caminos y en nuestro interior.
Al fin y al cabo, las huellas de quienes caminaron juntos no se borran, los recuerdos valiosos perduran y las personas queridas jamás se olvidan.
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Muchas gracias por vuestras palabras y valoraciones. SaludosLos recuerdos y las personas no se olvidan nunca. Precioso caminar. Un saludo!Yo también tengo un alma cercana, es por ello que comprendo bien tu texto. Muy bien narrado, Marilia.Precioso, Marilia. Me has emocionado. Has escrito con mucha sensibilidad. Enhorabuena