


En el Mercadillo de las Palabras, Segundino Terzo, se niega a traicionar sus principios
Jorge Alejandro me invitó a visitar mañana el mercadillo de las palabras. Lo descubrió hace poco y dice que hay de todo.
Según cuenta, los mercaderes montan tenderetes y ofrecen sus tesoros a viva voz. Ya compré la idea, pero me gusta que intente convencerme con historias de lo que vio.
- Palabras con “K” para whatsapp, ofrece un minorista.
En otro sector hay puestos gourmet y las bateas rebozan de vocablos grandilocuentes. Más allá, unas señoras remiendan y recuperan verbos que, por olvido o desidia, fueron mortalmente heridos.
Segundino Terzo tiene una parada. Lo visita gente que busca un término para definir algo que siente. Un cliente necesitaba una definición para su relación de pareja. Contó que durante años fueron felices y mantenían relaciones sexuales diarias, pero desde hacía un tiempo la pareja se vino a pique. Atento al detalle, Segundino rebuscó entre unas cajas de zapatos, que hacían las veces de archivadores, y dio un saltito ansioso cuando encontró lo que buscaba.
-“Libido”, dijo, y agregó
- Si se la lleva, le regalo “Muerta”
El cliente levantó la ceja derecha, entrecerró el ojo opuesto y se fue mascullando insultos impropios para el lugar.
Segundino Terzo, fiel a su estilo hasta la inanición, perdió otro cliente.
- Eres demasiado provocador, le remarcó el vecino de puesto, meneando suave la cabeza como si por enésima vez se preguntara por qué desafiaba las reglas del mercado.
- Soy poeta, respondió Segundino con parsimonia.
- ¿Se podía esperar otra cosa?..., remarcó.
y comenta
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Muy elocuente....,buen relato. SaludosTomo nota. Gracias!!Muy divertido, me he quedado con ganas de que siguiera... gracias!


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Periodista de profesión, escribo por simple gusto. No suelo ser demasiado extenso, no me sale, la ansiendad me puede...