


Dormir es la pérdida de tiempo más sana y placentera que existe.
Entre un cigarro y un adiós me quedé parado en la acera mientras las atónitas farolas me observaban cotillas de que ocurriría a mi espalda.
Supongo que soy un maleducado que presumió demasiado pronto de ser un caballero. Pero nunca fui buen cristiano, mi mejilla molesta se da la vuelta y se alimenta con un alarido de cuentas atrás.
-¡Así te marcharás! ¡Cobarde!
Podría volverme y gritarle. Podría pero no lo haré, los muertos no pueden escuchar nada.
⁃ Tú, que decías ser el estandarte de los principios y de la sinceridad. El que me juró dejarse la vida en buenas intenciones. Tú.
No la miro. Es simplemente una voz en mi cabeza. No sé de qué color va vestida, ni si quiera si La Luz de la noche le tinto los ojos de verde o de amarillo pardo. No la he olido, solo la brisa que arrastra la peste de las alcantarillas. Y ahora apenas la oigo. No más que gotas de las hojas a mi alrededor estrellándose contra el asfalto; los gritos de agonía del hospital a un par de manzanas; ni mucho menos el taconeo de mis zapatos de madera, cada una de sus astillas desprendiéndose en el camino.
No sé si estará de pie, de rodillas, llorando o con ceño fruncido.
Le he dado la espalda, y es lo único que ve. Por tanto ella tampoco sabe cuál es mi rostro al verla como fantasma.
y comenta
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Excelente relato. Engancha hasta el final.Me encantó.
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Hace tiempo que no publico porque los orígenes de todo esto se han vuelto turbios y conflictivos. Supongo que es porque soy un victimista que solo mira por su ombligo, aunque yo creía que solo era un bocazas. Un abrazo y suerte, espero que sigas igual y no te cuides, nos veremos en el infierno, entonces hablaremos.
Si no fuese por los suicidas y depresivos las farmacéuticas se irían a la mierda. Brindis por ello.
“El amigo ha de ser como la sangre, que acude luego a la herida sin esperar a que le llamen”. Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos
Perdona por la falta de valor para no decirte esto cuando debí. Pero ya te dije que solo tu pudiste sacarme eso que me destruye y que me hace tan nostálgico, feliz, catastrófico, simplemente humano. Esto es para ti, Patri R.R.
Si no perdemos la cabeza por nuestros sueños, no sé qué razón habría para soñar.