


El paso de la sencilla y placida niñez a la complicada madurez.
Reír, jugar y soñar
era mi sagrada trilogía,
reír, jugar y soñar
las fuentes de mi energía,
reír, jugar y soñar
hasta que el sol se ponía,
reír, jugar y soñar
hasta aquel infausto día,
en que reír, jugar y soñar
ya no se me permitía,
en el que reír era burlar
y eso hacerse no debía,
en el que jugar era tontear
y a mi edad no correspondía,
y en el que querer soñar
era algo que nadie entendía.
Guiller-mito Mayo 2014
y comenta
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Bonito poema, de mensaje claro y bien expresado. Realmente creo que todos nos sentimos identificados por esa pérdida del reír, jugar y soñar, o al menos sufrimos por lo difícil que se pone seguir en esa bella actitud cuando uno crece.


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Nacido en el 62, casado y con dos hijas, mato el gusanillo escribiendo e intento sobrevivir a estos tiempos difíciles.