


Cuando las luces se apagan, cuando todo está en silencio, es el momento de ser valiente.
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Todo está oscuro ahora. Es mi momento. He pasado horas esperando, agazapada e inmóvil, esperando la oscuridad, esperando que se fueran todos. Es el único refugio que nos queda, la oscuridad. Así ha sido desde que ellos llegaron y empezaron a perseguirnos sin ningún motivo además de su odio.
Debo apresurarme a encontrar comida para llevar a casa. La familia está acostumbrada a sufrir, a pasar sin comer más tiempo del que quisiéramos, pero no aguantarán mucho más. Sin más arma que mi valor, avanzo sigilosa hacía la despensa. Si hay un dios mirándome, le ruego en silencio que no me abandone la oscuridad.
Llego a la despensa y palpo ansiosa. Pan. Si, pan suficiente para que mi familia viva durante días. Ahora solo falta el camino de regreso, lo más difícil está hecho. De pronto la luz vuelve de repente. Un grito, atronador, satura mi cabeza. Y al momento ¡zas! Recibo un tremendo golpe. Siento mi cuerpo roto, inútil.
Maldigo a los humanos, maldigo sus escobas.
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Un relato y un final con sonrisa, sorpresa o inesperado. Buen relato.Me dejé atrapar por la temática (buen truco) pero la sonrisa final compensó el error mío. Debe ser terrorífico para los ratones (duro con ellos).
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Un joven periodista de investigación en la noche antes de publicar su primera "Gran noticia"