Sinopsis

Entro pensando en como y cuando saldré de esta habitación.
Me recibes siempre con un beso y te sientas, vamos a ver que pasa hoy.
El jueves tuvimos un gran día, ¿ cual será hoy nuestro menú?
A veces no puedo con esto, no me cabe en el corazón tanta angustia,
me parece estar jugando a la ruleta rusa.
Mientras me acerco y te veo con la mirada fija en el televisor y la boca apretada
me imagino que hoy no tienes un buen día.
Me hablarás poco, no escucharás apenas lo que te digo.
Me herirás con tus comentarios, luego dejarás una pregunta mia sin contestación
y te dormirás, satisfecho con lo último que te he dicho.
A veces te prefiero suplicándome, agresivo,
mientras me juras que sabes controlarte.
Prefiero que me llames puta a que me ignores, amargado.
Y mientras duermes me pasearé sin entender porque sigo viendote
en esta habitación donde se escapa mi vida,
donde el alma se angustia y ya nada tiene sentido.
Me marcho, acabo de decidirlo mientras acaricio tu rostro y te susurro al
oido lo mucho que te echo de menos para no volver más.

Llamo a la enfermera pero no me abre y empiezo a inquietarme porque no quiero dar marcha atrás y si tú despiertas... si despiertas y tus ojos se parecen un poco a los de antes no podré decirte que no, si me acaricías y vuelves a prometer no sé si mi corazón querrá olvidar.
Te observo hecho un ovillo en la cama, me has dejado un hueco, como siempre.
A mi, que me voy hoy para no volver.
Por fin aparece esta señora de blanco con cara de sueño y te doy el último beso.
Fallo al mirar atrás y verte de nuevo dormir.
Un fallo positivo.
Debería recordarte así, no como eras antes.
Sin polvo blanco, sin maquillajes, sin monos, sin amargura.
Recordar al que me amenaza por un gramo más de coca,
al que la prefiere a ella, al niño pequeño que se aferra a mí, asustado.
Mientras salgo del edificio me repito sin cesar
cobarde
cobarde
cobarde