


Siempre hay que estar preparado para el cambio.
Nunca el tiempo es perdido pues todos los desafíos con sus correspondientes obstáculos nos hacen crecer y en la esencia de vivir y descubrir se percibe que, una vez que la tormenta haya pasado, la satisfacción de haber sido capaz de sobrevivir nos impulsa y prevalece como factor estimulante.
Siempre hay que estar preparado para el cambio, evitando mirar atrás para lamentarse y descomponer nuestro mundo interior pues los recuerdos se pueden vislumbrar también como una mezcla de nostalgia y dicha que da paso a nuevas motivaciones.
Como si cada motivación se tratara de una fuerza descomunal, inquietudes que van más allá de lo convencional y nos invitan a formular hipótesis difíciles, pero no imposibles, de descifrar.
Como si cada día se tratara de un regalo, oportunidades para luchar por hacer los sueños realidad pues la libertad es la posibilidad de elegir y, en cambio, la felicidad es disfrutar con esa elección, es vivir con pasión, no es un destino sino un apasionante recorrido.
y comenta
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Me encanta ese tipo de gente que siempre ve el lado positivo a las cosas, por muy desolador que sea un paraje, se le puede extraer una pizca de positividad, solo hay que mirarlo con buenos ojos. Un saludo!Gracias a todos por comentar. Que nunca falte esa chispa de energía positiva. SaludosCada final es un principio, y los retos que no superamos ayer lo haremos mañana. Motivación, que nunca nos falte. Un saludo.Es muy lindo y concuerdo con la enseñanza final. Sin embargo no siempre superamos la tormenta, hay veces que caemos en pedazos y miramos atrás para aprender ¿Y que aprendemos? A levantarnos una y otra vez. Un besoMuy motivador, felicitaciones.