


Sabe dios que lo intenté, pero no pude
Drama |
30.05.07
Sinopsis
Sabe dios que lo intenté, pero no pude: Nunca es fácil. Raras veces se consigue.
Traté de domeñar mis instintos. De encarar sin embozos la madrugada.
Intenté pegar fuego a las miradas de sal que marchitan el alma, pero hallé las ascuas de una mentira.
Exploré los desiertos chamánicos en busca de aquella respuesta que jamás podría encontrar dentro de mí mismo.
Me precipité al vacío del descenso infinito bajo un manto de medias verdades que hacían encallar al firmamento con toda su maldita ponzoña de estrellas.
Fui cobarde y te abandoné cuando más me necesitaba. Al menos te escuché mientras caías en un murmullo de olvido y me susurrabas en silencio tantas palabras no pronunciadas.
Necesité tu apoyo, mientras lo rechazaba.
Te dije: “debes permanecer así, viendo cómo se desmoronan los restos, las esperanzas invertebradas. Mantén vivo el incendio que nos quema. Las llamas cubrirán los espacios vanos. Siempre ha sido así desde que las esencias se quiebran, desde que las cubre el estaño. Este será el fin de todo lo que ansiábamos, de todas esas ocasiones que valían la pena”.
Me dijiste que mis palabras nos estaban matando. Y no mentías. Tal cual, sucedía. Poco a poco nos fuimos perdiendo. El uno en el otro. El otro en ninguno. Así como caen las efigies. Como se van desintegrando los destinos. Como se sumergen los santuarios, más allá de las Cícladas. Sé que no estuvo bien abandonarte cuando lentamente te perdía. Pero de esa manera ceden las murallas, para después caer.
¿Acaso no lo sabías?
Traté de domeñar mis instintos. De encarar sin embozos la madrugada.
Intenté pegar fuego a las miradas de sal que marchitan el alma, pero hallé las ascuas de una mentira.
Exploré los desiertos chamánicos en busca de aquella respuesta que jamás podría encontrar dentro de mí mismo.
Me precipité al vacío del descenso infinito bajo un manto de medias verdades que hacían encallar al firmamento con toda su maldita ponzoña de estrellas.
Fui cobarde y te abandoné cuando más me necesitaba. Al menos te escuché mientras caías en un murmullo de olvido y me susurrabas en silencio tantas palabras no pronunciadas.
Necesité tu apoyo, mientras lo rechazaba.
Te dije: “debes permanecer así, viendo cómo se desmoronan los restos, las esperanzas invertebradas. Mantén vivo el incendio que nos quema. Las llamas cubrirán los espacios vanos. Siempre ha sido así desde que las esencias se quiebran, desde que las cubre el estaño. Este será el fin de todo lo que ansiábamos, de todas esas ocasiones que valían la pena”.
Me dijiste que mis palabras nos estaban matando. Y no mentías. Tal cual, sucedía. Poco a poco nos fuimos perdiendo. El uno en el otro. El otro en ninguno. Así como caen las efigies. Como se van desintegrando los destinos. Como se sumergen los santuarios, más allá de las Cícladas. Sé que no estuvo bien abandonarte cuando lentamente te perdía. Pero de esa manera ceden las murallas, para después caer.
¿Acaso no lo sabías?
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Muy, pero muy poético. Vaya forma de decir: Sí, te quería, pero ya no. Felicidades.me gusto muchisimoMe recuerda a ciertos poemas de Gamoneda. Este texto contiene altos vuelos poéticos.
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