


Hay un bosque caduco que se esconde
por esas quebradas de nuestro ser.
Imperceptible a la mirada ajena,
sus colores de verde primavera
se tornan ocres, amarillos tiernos
y rojizos follajes del otoño.
Sus hojas serán básico nutriente
para nuestro crecimiento, con calma,
como manto que alimenta la tierra.
Hay un bosque caduco que se esconde
y nos perfora el alma, con ahínco.
Ahonda en nuestro interior sin reparo,
aletarga las estridencias vanas
y nos hace ver mas allá del cerco.
Marcados por este ciclo avanzamos
sin darnos tregua, hacia un destino cierto.
y comenta
-
Me encanto la cadencia con la que escribes estas letras, bien escrito y profundo poema... FelicidadesProfundo sentimiento de otoño,y además es un guapo poema. SaludosExquisito. Emocionante. Felicidades.