Con el tiempo he preferido los relatos que destaquen preferiblemente el interior de cada personaje más que sus vivencias en sí, ya que creo que ese es un mundo tan grande como intensas las historias, creando la pregunta eterna ¿realidad o ficción?

Cuando dejas caer tu ropa la oscuridad va transformándose hasta convertirse en pura luz.

La mayoría de las veces hay que abandonar la cordura y abrazar la locura para no sentir algo por ti; no sé si es el alcohol, el deseo saciado, o el cigarrillo de maría que nos hemos fumado o un compendio de todo lo que me lleve a olvidarme de todo salvo de este momento.

En efecto hay que estar loco para no ver lo especial que eres, hay que estar un poco cuerdo para saber que fuera de ti solo hay oscuridad; pero sabes a la vez que la locura y la cordura en mi vida se fusionan con demasiada frecuencia, sin poder saber dónde o cuando empieza una y cuando acaba la otra.

Me gusta ver el agua salada como recorre tu espalda iluminada por los barcos que no demasiado lejos de allí se adentran a faenar de madrugada, cada gota saciada de ti muere en la arena creando un halo de ti que no se si cruzar cual barrera protectora de mi locura.

En mi última sesión el psiquiatra me indico que si quería volver a ser el que era debía de olvidarme de ti, olvidar mi locura que personificas y volver a la cordura que era el índice de mi vida anterior.

El alma que una vez formo parte de mí y de la cual desistí buscar pero aun llega su voz a mi interior, me grita que no me aleje de ti que esa será mi perdición, la razón me dice que haga todo lo contrario, y yo me encuentro aquí tendido junto a ti en la playa contemplando como duermes mientras una lucha se fragua dentro de mí para decidir qué hacer, entonces decido pedir una tregua a las dos para amarte una vez más, siempre una vez más desde hace ya demasiado tiempo.