Y siento ese escalofrío recorrer cada célula de mi cuerpo,

advierto como cada sentido se despierta de este profundo sueño,

como mi corazón se acelera incrementando mi respiración como si fuera a morir,

pero siento que vuelvo a nacer, vuelvo a la vida.

El poder en las manos,

el orgullo en la voz,

la dominación al mirar,

la seducción en el vértice de mi lengua

tocando el cáliz de la ceguedad.

Sé que nadie me puede derrotar,

pero me cambiaron y tuve que al demonio apaciguar;

¿Será que mañana vuelvo a empezar?

Las llamas pueden cubrirme, sin mi camino alumbrar,

consumiendo la carne que me proclama regresar;

escuchando mis gritos dentro,

cubriéndome la boca para no proferir la verdad.

Necesito invocarlo nuevamente,

sentirme en libertad, desafiando al creador,

manteniéndome sola en la oscuridad sin temor.