
He vuelto para marcharme. Y os odio a todos.
Soy mi propio abuelo viendo a mi infancia jugar
Yo.
¿Algún libro te parece insuperable?Sexus, de Henry Miller
¿Qué libro te ha impresionado más?Viaje al fin de la noche, Céline.
¿Cuál es la frase perfecta?Aquellas banderas de la patria de la primavera, a decirme que existe el olvido, esta noche han venido.
¿Qué epitafio te gustaría tener?Perdonen que no levante.
Por qué no escribes nada últimamente. ¿Y quién cojones lo va a leer, a quién le interesa lo que tenga que decir?
Ilia y Stasia follando como animales de bellota. Como si no hubiera un mañana. Y yo al lado, enterándome de todo. Nunca me lo he montado demasiado bien, pero creo que ahora he terminado de cagarla. Si alargara un poco el brazo y me lo propusiera, podría agarrarle el nabo a ese sinvergüenza.
Chupo de un coco. El coco tiene la parte superior abierta y dentro le echan un mejunje rollo hawaiano. El líquido es azul y parece como una pequeña piscinita. Qué gracia, una piscinita. Un pelo del exterior del coco se sale y cae en la piscinita. Ahí va un pelo de coño tropical a joder la depuradora de mi mierda de cóctel.
Broum, broum! Un rugido que parece un eructo aguardentoso, y luego se cala. Bufidos. El contacto sonando como una carraca masajeando carne picada.
–¡No dispares a Little Bill, no lo hagas! –grita una lavandera. –¡Está en el suelo, no puede defenderse! ¡Disparar a un hombre así es de cobardes! –dice un cuatrero. Y yo disparo. Un poco por ver qué pasa. Otro poco por aburrimiento. Algo tendré que hacer.
Soñé que era una martucha y recurría a la espeleología de mis propios genitales cuando me venía en gana.
Vivo gracias a la voluntad de mantenerme en las posiciones perdidas de la vida: soy un idealista en el desierto.
El obseso se toca sin descanso; el escritor escribe sin descanso (mientras se toca).
La chica es fea como un mono. Parece un mono, la conozco de vista.
Quizá me cuelguen por esto, pero me da lo mismo. Es ficción y soy libre en lo que escribo.